Industiral y Romántico...

Dos estilos difíciles de empastar a primera vista. Cuando lees el concepto es difícil de imaginar el resultado...¡pero es espectacular!

Y, como muestra, esta vivienda en Francia. 

La parcela acogió en su día una fábrica de gofres y sus dueños se enamoraron rápidamente del reto. Hacer de una fábrica un lugar dulce es algo más obvio cuando en ella se han cocinado estos postres de origen belga.

 

La clave para conseguirlo: mantener elementos del pasado - como las ventanas o el suelo de cemento pulido- y combinarlo con elementos cálidos como la madera o el azulejo hidráulico; los muebles comprados en anticuarios también ponen el punto de calidez al resto de materiales fríos como el acero. 

La pareja decidió hacer de la planta baja un lugar totalmente diáfano, para lo que tiraron los antiguos muros que separaban las estancias creando una planta abierta donde salón, comedor y cocina se suceden, siendo la cocina el corazón de la casa. ¿Os habéis fijado en el mueble que hace las veces de isla? Es un viejo mueble de pescadería recuperado, donde han encastrado el fregadero. ¡Una verdadera delicia!

Los detalles en color y "handmade" aportan suavidad al envoltorio industial, así como las alfombras y cojines de pelo.

 

En la planta alta encontramos dos amplios dormitorios y un baño de nada más y nada menos de 16 metros cuadrados. En él destaca la bañera de hierro fundido de 1940. La habitación de los niños se ha pintado en un color rosa empolvado para evitar una atomósfera brusca. En el de matrimonio destaca el mueble de madera, todo un clásico. Fijaros también como en este espacio se juega con los textiles para aportar calidez.